sábado, 6 de abril de 2013


EL MOTOTAXI… UN FENÓMENO SOCIAL…
¡QUE NO EXISTE!

Si no está estipulado, sino está legalizado, si no hay una norma que lo establezca (y por consiguiente lo controle y lo reglamente), entonces sencillamente¡no existe!

¿Y por qué?

Porque supongamos:

“Yo, voy para mi casa conduciendo mi motocicleta; acabo de almorzar en un restaurante cercano a mi residencia; en el trayecto, una señora que lleva unos documentos en la mano, me hace el pare. Y yo, no sé si por cortesía o por simple curiosidad, me detengo y le digo:

-          - Señora, buenas tardes. ¿En qué le puedo ayudar?- y la señora responde y me dice:
-          - Buenas tardes, señor. Disculpe, ¿para dónde va?
-          - ¿Yo? Pues para mi casa. ¿Por qué?
-          - Porque resulta que voy para el hospital, y si no llego a tiempo, es posible que pierda la cita que pedí hace como tres meses.
-          - Entiendo. Pero insisto… ¿Yo, en que le puedo ayudar?¿Necesita para el transporte, o qué?
-          - ¡No, no, no! ¡Si yo tengo mijito! El favor que le pido es si usted me podría llevar, y yo le reconozco para la gasolina.
-         -  Esteeeeee. Bueno, sí!  Yo la acerco al hospital con mucho gusto…

De camino a su destino, la señora me comenta que lleva algún tiempo esperando buseta, y nada; parece que no pasan por ahí; y que pues, como no tiene suficiente dinero para el taxi, por eso se atrevió a sacarme la mano, y a pedirme el favor. Y yo pienso que, si estuviera en la misma situación que ella, quizás, haría lo mismo. Porque no creo que sea ni la primera, ni la última persona, que sufre en nuestra ciudad, una situación semejante.

Entonces, como a dos cuadras del hospital, un par de motos de la Policía de Tránsito me dan alcance, y me piden que me detenga.

Yo, preocupado por la inusual manera de actuar de los agentes, reduzco la velocidad, les hago caso, y me orillo cerca del andén a mi derecha. Pongo la direccional izquierda; dejo prendida la moto, y entonces la señora que va de afán, se preocupa aún más y les pregunta a los patrulleros:
-          - Ajá, ¿pero qué pasa?- y uno de los patrulleros le responde y le dice:
-         - Qué pena señora, pero los detuvimos, porque el señor que la lleva es un mototaxista, y eso no está permitido en la ciudad.- y ahí intervengo yo y les digo a los patrulleros:
-          - ¿Mototaxista yo?  Pero cómo así, si yo lo único que estoy haciendo es servirle a la señora; porque ella me pidió el favor de acercarla al hospital y…- sin embargo, el mismo patrullero me interrumpe y me dice:
-          - A mí no me venga con cuentos, usted es mototaxista y por eso le vamos a inmovilizar el vehículo. ¡Eso es ilegal!
-          - ¡No, no, no!  ¡No señor! Acaso en donde dice que yo soy un mototaxista; usted ve acaso, algún aviso o distintivo que diga que esta moto es un mototaxi? ¿O a mí me ve algún uniforme que lo compruebe? ¡No señor! Está equivocado, yo lo que soy es un buen samaritano que al ver a una persona en apuros, le extiendo mi mano y le presto ayuda; acaso usted en mi caso, ¿no haría lo mismo? – y el patrullero me responde:
-          - Sí, pero… - y yo no lo dejo continuar y le digo:
-          - ¡Exacto! Entonces, cómo que me va a inmovilizar el vehículo por hacer una buena obra, que cualquiera en nuestro caso haría- y ahí, le cuento el resto de la historia. Entonces, el patrullero asiente con la cabeza y me dice:
-          - Pero, si nosotros lo que hacemos es cumplir órdenes- y yo le digo:
-          - ¿Órdenes? Pero piense que ustedes están es, para hacer cumplir las leyes; esa, es su misión; ¿O no? Pero si no hay ley alguna que diga que el mototaxi es una actividad ilegal, sino  está estipulado, sino está legalizado, si no hay una norma que lo establezca, y por consiguiente lo controle y lo regule, entonces el mototaxismo, simplemente, no existe! Y si no existe, patrullero por favor ¿qué estamos haciendo aquí? Recuerde que la señora va a perder  la cita y todo eso que le conté; y por eso les pido, con todo respeto, me den  un permiso que estamos de afán.- y la señora completa:
-         -  ¡Exacto! Sin embargo, gracias por la preocupación, pero, ya nos vamos. Hastalueguito!...
-         -  (…)

En ese orden de ideas, ni la Administración Municipal, ni el Consejo, ni la Gobernación, ni mucho menos el Gobierno Central a través de sus Ministerios, ni nadie… están en condiciones de prohibir, circunscribir, limitar o restringir, una actividad informal (mal llamada mototaxi, motoratón, motorapid, o  motocity como en Europa etc.) que aunque muchos de nosotros la consideremos como tal,  simplemente, no existe y si no, que se atrevan a afirmar lo contrario. Pero al hacerlo,  reconozcan, por lo menos, que este fenómeno social se ha convertido en una “cadena de favores” (como el favor del señor, a la señora del hospital…),que le ha brindado a una ciudadanía que adolece de eficaces, eficientes y efectivos medios de transporte y movilización, la posibilidad de satisfacer la necesidad que tenemos todos de llegar a nuestro destino… aún más rápido, sí (pero no por eso, del todo más seguro); más cómodo, sí (y no tan estrechos como en otros transportes); más económico, sí (y por eso, aún más solicitado), y que llega adonde otros no llegan, sí (tal como la propaganda del cepillo de dientes aquel; y no por eso el único puerta a puerta), y hasta más ecológico, sí (ya que emite menos agentes contaminantes que otros)… en últimas, un servicio que ofrece una verdadera fuerza de trabajo alternativa para propios y extraños, afín de resolver ( y/o aportar soluciones, eso sí de manera desorganizada, hay que reconocerlo…) la gran problemática del transporte urbano que sufre la comunidad en innumerables sectores del Distrito.

El debate, está abierto. Por lo tanto, si lo que se desea es brindarle  al pueblo una alternativa responsable de movilidad en nuestra ciudad, es oportuno, pertinente, adecuado y acertado, contar con la opinión de los cientos de miles de usuarios del servicio de transporte público en Santa Marta, quienes día a día utilizan uno u otro medio para realizar sus quehaceres cotidianos; ya sea para el trabajo, o para el estudio; ya sea para el juzgado, o para el médico; ya sea para el mercado o para sus compras; en fin, son ellos, o nosotros, quienes a diario movemos la economía local, aportando, desde distintas esferas, al crecimiento de “La Bahía Más Linda de América”.

Consecuentemente, si bien es cierto que los ciudadanos elegimos cada tanto a nuestros representantes para la Administración de la ciudad, lo mínimo que esperamos de ellos, es que se nos sea tenido en cuenta nuestro sentir al respecto de esta problemática de transporte; ya que usualmente, en las mesas de debate o discusión, hacen presencia por un lado, o en una mano, los mototaxistas, sus asociaciones o cooperativas; y, en la otra mano, o en el otro lado, se sientan los funcionarios de la Administración. Pero, alguna vez se han preguntado: ¿Quién sostiene ambas manos  o partes? ¿Será necesario contestar una pregunta tan obvia? Pues desde luego que la comunidad; es decir, los usuarios del servicio de transporte. Porque si no hay demanda, entonces quien oferta; porque si no hay pueblo que administrar, para qué mandatarios. Es decir, es la comunidad misma, la que permite que tanto una como otra, exista y/o subsista. Es la comunidad, la directamente responsable de que ambas partes funcionen, para bien o para mal.

Sin embargo, a la comunidad, o a los usuarios, jamás de los jamases se le ha preguntado acerca de que les parecen las medidas que toma la Administración al respecto; o que piensan acerca de las protestas de los mototaxistas; será que estarán de acuerdo con las unas o con las otras; será que consideran oportunas, pertinentes, adecuadas o acertadas tanto las unas como las otras. ¿Será que tanto unas como otras contribuyen positivamente a mejorar la calidad de vida de la mayoría?; es decir de los usuarios que, ¿son la mayoría, no? Porque hay que aclararle a quien no lo recuerde o bien, no lo sepa, que en la mismísima Carta Magna de la nación está consignada una filosofía magistral que dice que: “Los intereses colectivos, priman sobre los particulares”.  Significa eso que, ya que los usuarios del servicio público de transporte urbano suman varios cientos de miles, es absolutamente válido invitarle a participar de la discusión, ¿no?

Con esto, la ecuación más responsable y solidaria sería:

1.000 (?) Servidores Públicos + 5.000 (?) Mototaxistas + 300.000 (?) Usuarios = ¡Una Ciudad Feliz!

Sí, ¡Una Ciudad Feliz! ¡Que participa! Que se preocupa por darle inclusión a aquellos que no tienen voz, y por consiguiente ¡ni voto, en la discusión! Una ciudad feliz; sí, habitada por personas conscientes de la importancia de ser parte de las soluciones, que brotan como alternativas eficaces para mejorar a nuestro juicio, las condiciones de vida que nos corresponden.

Es por eso que, desde aquí, desde el seno de la comunidad, surge la primera propuesta para mirar de cerca el fenómeno del mototaxismo y/o el servicio de transporte público en la ciudad, que con la ayuda de las fuerzas vivas de la misma, los gremios, las asociaciones de padres de familia, los sectores solidarios, las juntas de acción comunal, el comercio formal e informal y, la academia, conformaremos el primer comité que se encargará de darle vida al representante de los usuarios del servicio en las mesas de debate; elegido este por la comunidad misma, con la intervención metodológica que exija el caso, desde la Universidad del Magdalena,  esta figura se convertirá en el “Defensor de los Derechos de los Usuarios del Transporte Público Urbano en Santa Marta”               --¡Una estrategia de participación, para los que no tienen voz, ni voto en la discusión!- con la veeduría estricta, puntual e imparcial de los medios de comunicación.

Así es, el “Defensor de los Derechos de los Usuarios del Transporte Público Urbano en Santa Marta”, será el mecanismo ideal para participar activamente en las mesas de diálogo; así como en los servicios públicos; así como en los servicios de salud, o de comunicaciones, ya sea como defensor del televidente, del lector o del oyente, el “Defensor de los Derechos de los Usuarios del Transporte Público Urbano en Santa Marta”, será el encargado de presentar a consideración de la Administración Distrital, una serie de propuestas serias (provenientes de todos los sectores interesados) con el fin de formalizar el servicio del mototaxismo; esta actividad informal que le ha prestado a la ciudadanía un auxilio inigualable en temas de transporte y movilidad. Pero para que la formalización suceda, es indispensable que colaboremos todos en su correcta organización. Si bien es cierto que las personas que ejercen dicha actividad proporcionan, con su labor, mayor rapidez, mayor economía, mayor cobertura y algunas veces, hasta mayor comodidad que otros prestadores del servicio, es pertinente reconocer que no todas las personas que conducen estos vehículos están calificadas, ni entrenadas técnicamente para tal fin. Al igual que no todas las motocicletas están en las mejores condiciones técnico-mecánicas básicas.

Por tal motivo, es imperioso que la comunidad aporte desde su propia visión, la responsabilidad que le atañe, teniendo en cuenta que, son los mismos usuarios quienes han permitido que cualquier persona (sin distingo de raza, credo, condición económica o afiliación política…) ejerza dicha actividad, sin percatarse, por simple sentido común, de si la persona que le presta el servicio es la más idónea para conducirla a su destino; de que estén correctamente vestidos, y/o medianamente presentados (y no en bermuda y chanclas por ejemplo), muchas veces vemos que ni zapatos tienen; o de que los cascos de seguridad estén en buen estado al menos, por no decir limpios… De manera que, es necesario que el usuario de este servicio, reconozca que la desorganización del mismo es también propiciada por sí mismo; después, no se pueden quejar alegando que la persona que los transportó les hizo tal o cual fechoría; ya que si mal no estamos, cuando éramos chicos todos, nuestros padres, o familiares cercanos, nos recomendaban que no habláramos con extraños, ni les aceptáramos regalos o dulces etc. En ese entonces no habían mototaxis supongo, pues de lo contrario, en semejantes circunstancias tan inseguras por lo demás, ni de fundas habrían permitido que lo utilizáramos… 

El “Defensor de los Derechos de los Usuarios del Transporte Público Urbano en Santa Marta”,  ¡Una estrategia de participación, para los que no tienen voz, ni voto en la discusión!- 

Si en verdad el mototaxi es tan útil como lo perciben el común de sus usuarios, lo mínimo que se le solicita a la comunidad es que coadyuve en su efectiva organización, que colabore para que exista; pero para que exista bien, para el bienestar de todos.

Roguemos todos, para que en esta nueva oportunidad aquella máxima célebre: “Vox Populi, Vox Dei”, “La Voz del Pueblo es la Voz de Dios”, tenga real valor, posea la virtud que le corresponde, y nuestros “clamores colectivos” sean tenidos en cuenta, o por lo menos, sean escuchados…  O sino, vamos a tener que conformarnos con  el mensaje de la propaganda de televisión aquella que decía: “Si no aparece en las páginas amarillas, ¡No existe!”

Continuará….

La siguiente parte del documento, con las respectivas propuestas de solución alternativa… se las haré llegar en los próximos días… (La Comunidad… tiene derecho a elegir…)

Por su atención; ¡Gracias mil!

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